INMIGRACIÓN EN ESPAÑA, PEDRO SÁNCHEZ Y EL DESAFÍO ACTUAL
Sobre
la inmigración en España, el gobierno español de Pedro Sánchez (PSOE), ha dado
unas de cal y otras de arena en tan sólo una semana. El fin de semana del 16 y
17 de junio, nos alegrábamos de la llegada del barco Aquarius con 630 personas
rescatadas del mar, a quienes ni Italia ni Malta aceptaban recibir. La alegría
fue grande, tanto por que salvaban 630 vidas, como por lo que políticamente
significaba, poner sobre el tapete la discusión del papel de Europa y sus
gobiernos en torno a la acogida de personas que buscan un lugar donde vivir. El
papel nefasto de la Unión Europea en materia de inmigración y asilo, ha sido la
constante en estos años: la externalización de sus fronteras poniendo a países
como Turquía y Marruecos de parapetos de una supuesta “oleada”, las
devoluciones en caliente, la negativa a la entrada de refugiados, la muerte de
personas que buscan asilo, las concertinas, etc. etc., son muestras de este papel nefasto que viola todo mínimo de
derechos. Por ello, la apuesta valiente de un gobierno que recién se estrenaba,
abría jirones en la tela dura del racismo y daba paso a la esperanza.
Pero,
no pasaron sino unos días, cuando el mismo gobierno que valientemente acogió a
quienes venían de un naufragio, DEPORTÓ a dos jóvenes activistas rifeños,
quienes estaban en huelga de hambre, precisamente para no ser deportados, pues
sus vidas corren peligro en Marruecos.
Dos
caras de un mismo gobierno que tiene el desafío de abordar la inmigración no
como un problema, sino como una posibilidad para un país que envejece; un país
que ha sido emisor de migrantes por mucho tiempo, un país que debería respetar
los Derechos Humanos de forma irrestricta.
Pedro
Sánchez y su gobierno tienen el desafío de construir políticas migratorias de
respeto a los derechos, participadas e inclusivas. ¿Serán capaces?
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