Las pensiones en España y ese camino a lo privado
La
concepción neoliberal de la sociedad, lleva a los actores políticos, económicos
y culturales, a promover la competencia y la individualidad; a poner a los
mercados en el centro de la vida social, política y cultural, y, en suma a que
la oferta y la demanda sean las que determinen el acceso o no a bienes y
servicios, entre ellos derechos como la salud, la educación o las pensiones.
La
experiencia en los países del sur en temas de pensiones privadas es
aleccionadora. Los “chicago boys” de Pinochet, se esmeraron por ir sentado las
bases para la irrupción de empresas privadas en el tema de las pensiones, las
llamadas AFPs (administradoras de fondos de pensiones). A día de hoy, varios
países en Latinoamérica, tiene implementado el sistema privado de pensiones,
con obligatoriedad para los nuevos trabajadores. En algunos de estos países,
para su implementación, hicieron falta desacreditar y reprimir ferozmente al
movimiento social obrero, comprar silencios y, una gran campaña de desprestigio
y miedo del sistema público de pensiones.
En
España viene sucediendo casi lo mismo, los medios de comunicación y los
políticos pro privatización de las pensiones, vienen desde hace un tiempo
alentando a tomar un plan privado de pensiones que, según sus gurús, es la
panacea. El gobierno, por otro lado, ha creado un mecanismo de cálculo de
actualización de las pensiones basado en variables como la productividad, la
esperanza de vida o la inflación. Todo esto ha traído pérdida del valor
adquisitivo de los pensionistas, incentivos a la invertir en fondos privados de
pensiones (deducciones en la declaración a la renta, es decir todos financiamos
ya una parte de los fondos privados), las noticias constantes de agotamiento de
la “hucha de las pensiones”, es decir una subliminal invitación ha invertir en
fondos privados de pensiones
.
Pero,
no cabe duda que mejorar las pensiones tiene que ver con crear empleo digno,
mejorar las condiciones laborales de los trabajadores, revalorizar las
pensiones por encima del IPC (por
ejemplo el IPC de 2016 fue del 1,5 % y el aumento de las pensiones de 0,25%,
perdiendo valor adquisitivo).
La
lucha de jubilados y pensionistas continúa, estas mujeres y hombres que
trabajaron durante toda su vida, hoy luchan por pensiones justas, no ya para
ellos, sino para sus hijos y nietos.
La
invitación de las aseguradoras privadas choca, felizmente, con la lucha
constante de la clase trabajadora, además con la memoria de lo que fueron y son
los fondos privados de pensiones en otros países, una forma de arrebatarnos un
derecho conseguido. No permitamos
entregar un derechos ganado a la voracidad empresarial.
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